Mitos y Leyendas del Territorio
Sobre los Volcanes
El Volcán Villarrica cumple un rol protagónico y se conoce como "Ruka Pillán". Esto, literalmente significa "casa de los espíritus de los antepasados" o "lugar donde descansan los ancestros". Los mapuche aseguran que los espíritus de gente importante descansan ahí y que se les agradeces a través del gillatun.
Los Pillan o Püllüam (Püllü=espíritu de los vivos y Am= espíritu de los muertos) son poderosos y están representados en la naturaleza. Ellos rigen el mongen (vivir)y ayudan a los vivos. Estos espíritus se comunican a través de las machi por sueños (pewma) y también se manifiestan en la naturaleza de variadas formas.
Las manifestaciones del "Ruka Pillán" influyen fuertemente en el mundo Mapuche, puesto que sus señales significan hacer o no hacer algo. Los Ngenpin (dueños de la palabra) o las Machi son los encargados de conectarse con el mundo espiritual y determinar que es lo que se quiere transmitir.
Por ejemplo, la erupción del volcán Ruka Pillán en febrero de 1640 sumado al vuelo de unas águilas reales y la forma de unas nubes que representaban una batalla en el cielo dio pie a que las machi a consultaran e interpretaran, llegando a la conclusión de que había que dar la paz a los españoles, lo que se tradujo finalmente en el Tratado de Quillín celebrado el 5 y 6 de enero de 1641.
Volcan Lanin, Una princesa se esconde en su cráter...
Cuenta la leyenda que, hace muchos años, vivía en la cumbre del volcán el dios Pillán, divinidad del mal, aunque deidad justa y defensora de la naturaleza.
Un día, los jóvenes de la tribu Huaiquimil estaban persiguiendo huemules (animales de cuya carne se alimentaban y con cuya piel se abrigaban). Sin darse cuenta llegaron a una gran altura, a pesar de saber que Pillán los estaba vigilando. El dios, al ver que mataban los animales, se puso furioso, desató una gran tormenta y el volcán empezó a arrojar lava, humo, llamas y cenizas provocando terror en la población.
Consultaron al brujo de la tribu, quien se recluyó varios días en una cueva y regresó con la solución: para aplacar la ira de Pillán era necesario sacrificar a Huilefun, hija menor del cacique, bella y simpática criatura adorada por todos. Debían arrojar su cuerpo a la hoguera del volcán.
La princesa debería ser conducida por el joven más valiente de la tribu y le tocó a Quechuán, a quien el brujo le dio las indicaciones pertinentes. Quechuán cargó entonces con la muchacha, llevándola hasta el lugar de la montaña donde los vientos soplaban con mayor intensidad y, según las instrucciones, la abandonó allí.
Enseguida un cóndor, de ojos refulgentes se acercó con su vuelo majestuoso, tomando a la joven entre sus garras, para elevarse y luego arrojarla al centro del mismo cráter. De repente densos nubarrones ocultaron el cielo y una espesa nevada cubrió la hoguera.
Desde entonces, el Lanín yace callado, ocultando a la princesa y el fuego de sus entrañas. Y en el lugar está prohibido cazar huemules.
Leyenda de Huala, por amor al lago...
En un hermoso valle cordillerano, en las costas de un hermoso lago, vivía hace mucho tiempo una niña llamada Huala. Sus días eran tranquilos. Sólo se dedicaban a estar con su familia, jugar con sus amigos y ayudar en los quehaceres de la ruca. Una de las tareas que más le gustaban era ir a recoger agua al lago. Allí, solía quedarse un buen rato. Aprovechaba para lavarse y peinarse mirándose en el espejo de agua.
El amo del lago, de tanto ver sus hermosos ojitos negros reflejarse en las cristalinas aguas, comenzó a enamorarse de ella. Así transcurrieron muchos años. Huala crecía y se desarrollaba hasta que llegó a ser una joven muy bella y atractiva.
Un día, mientras Huala tranquilamente sacaba agua, una enorme garra emergió del lago y la atropó fuertemente arrastrándola a las profundidades. Los gritos de desesperación y angustia fueron escuchados por sus padres, quienes acudieron enseguida armados con palos. Pero ya era tarde. Huala había desaparecido. Sólo pudieron ver las ondas concéntricas que había dejado el cuerpo de la niña al ser sumergida. De inmediato, comprendieron que su hija había sido raptada por El Cuero (borracho) del lago. Ya no se podía hacer nada (p.262) porque ese monstruo era invencible. De pronto, la orilla se llenó de peces. Ése era el precio que el dueño del lago les pagaba por arrebatarles a su hija.
Huala fue llevada hasta una cueva en las profundidades de las aguas. Estaba aterrada, pero más lo estuvo cuando contemplo (vio) - con sus ojos inyectados de miedo - los despojos (robos) de otras víctimas a las que les faltaban las cabezas. Esas cabezas son las que el dueño del lago hace rodar desde las cumbres en forma de bolas de fuego y que los mapuches llaman cheruve (meteorito, p.24). La niña no pudo soportar tanto horror y cayó desmayada sobre las rocas.
Al despertarse, el Cuero se había transformado en un joven muy bien mozo, que le declaró su amor.
"Te prometo que te trataré con cariño y dulzura si quieres ser mi esposa para siempre."
Huala, angustiada y sollozando, le contestó:
"Yo sólo quiero seguir viendo a mis padres y la casa de mi infancia. Sólo quiero contemplar la naturaleza, sus árboles, sus montañas, sus valles."
El Cuero devenido joven aceptó su pedido, pero con una condición: nunca debería abandonar las aguas del lago. Así fue como, utilizando la magia que él solo conocía, transformó a la niña en un ave parecida a un pato, pero con patas y alas muy cortas para que no pudiera volar lejos ni caminar bien en la tierra. Así se aseguraba de que Huala no se alejara nunca del lugar.
Desde entonces, la Huala habita los lagos patagónicos en los que nada con gran agilidad y se sumerge hasta lo más profundo de las aguas. A veces, emite un grito que parece un gemido de angustia, como cuando fue capturada por El Cuero. Aún tiene la ilusión de que algún día termine el hechizo y pueda volver a ser libre.>
(p.263)




Me parecieron muy interesantes ,pero faltó una foto del ave que se convirtió huala
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